Al sur del Huila, en una región apartada del municipio de Pitalito, la violencia se mete completica al hogar de la familia Rodríguez. Los delincuentes la emprenden contra el dueño de casa y, en la ira que suele acompañar las acciones de quienes hacen de lo ajeno cosa propia, le dan un tiro en el pecho tratando de hacerlo confesar dónde esconde algo de valor. El hijo pequeño, al ver al papá tirado en el piso, se va corriendo a su habitación y vuelve para enfrentar a los asesinos con su única arma: un marranito de barro lleno de monedas. Temblando, se lo ofrece a los cuatro delincuentes, pidiéndoles a cambio no seguir maltratado a su papá. El señor Rodríguez se muere sin saber, al igual que los obtusos ladrones, que el verdadero tesoro de la casa estaba escondido en el corazón de un niño. Gustavo Gomez soho

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